sábado, 15 de marzo de 2008

Reporte de la rodada nocturna a Topilejo (DF)








En esta ocasión este reporte (debido a que salimos a la Peregrinación a San Juan de los Lagos, Jalisco) será breve. Mil disculpas.

Nos reunimos en el Ángel siete ciclistas: Gaby, Edgar, Matusalén, Quique, José, Leonardo y un servidor.

Salimos del Ángel sobre la ruta publicada, entroncamos con Tlalpan, recorrimos esta importante arteria hacia el sur de la ciudad hasta el Monumento al Caminero, tomando después la carretera libre a Cuernavaca.

Realizamos este ascenso de 500 m hasta arribar al mirador del restaurante que se encuentra a 2700 m de altitud, sobre la carretera federal a Cuernavaca. Tras una breve sesión fotográfica, nos dirigimos hacia la desviación a Topilejo, poco después de este punto.

Aunque algunos de los Lobos deseaban seguir rodando hasta Cuernavaca, nos dirigimos hacia el centro de Topilejo, para lo cual realizamos un descenso hasta la autopista de cuota.

Una vez en el centro de este extraño pueblo, realizamos otra breve sesión fotográfica, justo frente al templo de San Miguel Arcángel. Tras de esta visita, abandonamos Topilejo, descendiendo hacia la ciudad de México via la autopista de cuota de Cuernavaca.

El descenso fue algo paradisiaco, pues la autopista está completamente señalizada, con luces azules entre carriles, por lo cual de noche parece pista de avión. Fue realmente un placer rodar de bajada y a la luz de la luna sobre esta magnífica pista.

A la llegada a la ciudad, y al inicio del Viaducto Tlalpan decidimos ir a cenar unos tacos a Culhuacán, donde fuimos atendidos a cuerpo de rey :-)

Todas las fotos de esta rodada se encuentran disponibles en el siguiente photoset

Te esperamos para nuestra próxima rodada nocturna ... a ¡ Acolman (Edo Mex) !

martes, 11 de marzo de 2008

Reporte de la heroica rodada nocturna a los Arcos del Sitio (Mex)








En esta ocasión integramos la rodada nuevamente doce ciclistas (los ya míticos doce del patíbulo). Once nos dimos (finalmente) cita en el Ángel de la Independencia: Gaby, Quique, Matusalén, Héctor, Leonardo, Tatanka, José, Lázaro, Ricardo, Tonatiuh y un servidor. Fabián se incorporaría mas tarde al pelotón sobre Puente de Vigas. (Ricardo y Tonatiuh sólo llegarían al Ángel a saludar al personal).

Abandonamos la glorieta del Ángel cinco minutos antes de las 22:00, tomando Río Tíber para entroncar con Marina Nacional y después Aquiles Serdán, arribando finalmente a Presidente Juárez (antes Puente de Vigas) y al centro de Tlanepantla a las 22:40, donde nos detuvimos en un Oxxo a surtirnos de alimentos.

Tras el ascenso de Barrientos tomamos Gustavo Baz, entroncando después con la Av. 16 de Septiembre, o Carretera Cuauititlán - Coyotepec, justo donde se encuentra el centro comercial Perinorte (23:24), la cual nos llevo primero a Tultitlán (23:33) y finalmente a Cuautitlán (00:09). Fue aquí en Cuautitlán donde hicimos un re-agrupamiento para esperar a un compañero (Lázaro) que venía ya muy retrasado. Al arribar finalmente todos a Cuautitlán, Tatanka decidió emprender el retorno a la Ciudad de México, pues tenía un compromiso muy fuerte que atender del trabajo a las 06:00 de ese sábado. Se despidió por tanto del grupo, llevándose consigo a los dos compañeros de reciente ingreso: Lázaro y José.

Una vez compactados, el resto del grupo rodamos ya sin pausas sobre la misma carretera Cuautitlán - Coyotepec hasta el entronque del puente San José, tomando ahora la carretera San José del Puente - Teoloyucan, la cual se convierte en Av. Insurgentes para arribar finalmente a Tepotzotlán a la 01:00, pues tuvimos una ponchadura pasando la autopista México - Querétaro.

De Tepotzotlán el grupo rodó non-stop sobre la ruta a El Sitio (la Av. Insurgentes), cruzando en su camino los poblados de San Mateo Xoloc (01:13), Santa Cruz (01:17), La Luz (donde hicimos un re-agrupamiento a las 01:25), La Concepción (01:44), El Jaguey (01:49), arribando finalmente a la desviación hacia El Sitio en el Puerto de los Huizaches hacia las 01:59, justo donde da inicio la carretera a Villa del Carbón. Cabe aclarar que todo este trayecto lo hicimos bajo la más impresionante oscuridad, pues la noche era de luna nueva, y sólo encontrábamos alumbrado público en los pueblos que íbamos cruzando. Pero entre los pueblos no contábamos mas que con nuestras lámparas para ir alumbrándonos el camino, pues éste era para entonces literalmente una boca de lobo.

Una vez tomada la desviación al Sitio desde el Puerto de los Huizaches (alt: 2430 m) a las 02:00, comenzaría ahora un duro ascenso sobre una carretera en pésimas condiciones. La carretera se encuentra llena de baches y hoyos en toda la extensión de la pista asfáltica. Prácticamente, no había para donde hacerse en nuestro afán de evitar los baches y hoyos que llenaban lo que alguna vez fue la pista asfáltica de dicha carretera. Además, el trayecto era de subida, pues teníamos que ir rodeando el pico montañoso de Peña Colorada.

En nuestro camino a El Sitio, nuestro último contacto con la civilización sería el cruce por Las Cabañas: un hermoso centro de desarrollo vacacional (el cual cuenta inclusive con albercas) a las 02:17. Tras Las Cabañas se mostraría frente a nosotros el verdadero rostro del desierto: una extensión interminable de terreno, montañas, piedras, algunos huizaches, y ciertamente: algunos ojos de agua. Cabe recordar que el grupo se detuvo por algunos momentos en estos ojos de agua para disfrutar la espectacular vista que el nocturno desértico proporcionaba.

Era realmente alucinante la vista, sólo imagínensela: luna nueva (es decir: sin luna), tan sólo el halo de luz ámbar reflejado de la ciudad, un silencio sepulcral a las casi tres de la mañana (02:53). Además, la vista de las montañas que conforman la Peña Colorada, el paisaje desértico con sus piedras sobre el polvo. Y por si esto fuera poco, varios ojos de agua con el agua cual espejo de azabache. Realmente era como estar en otro planeta :-)

Arribamos a la entrada del Centro Eco-turístico y de Educación Ambiental Arcos del Sitio (placa del lugar dixit) justo a las ... ! Tres de la mañana ¡ En la entrada del parque ya nos esperaban (desde hacía 15 minutos) los punteros del grupo: Matusalén y Fabián. Al descender de nuestro corceles nos dimos cuenta del endiablado frío que tendríamos que soportar. El termómetro de muñeca de Matusalén marcaba 3 grados centígrados, por lo cual la temperatura del lugar se encontraba ciertamente por debajo de los cero grados centígrados.

En cuanto llegamos a la puerta de la entrada del parque de los Arcos del Sitio, exploramos las posibilidades de rentar una cabaña allá en el Sitio para guarecernos del frío, pero el vigilante (que se encontraba en la caseta de la entrada) nos dijo que no había tales cabañas, sólo había disponible otra caseta de vigilancia, pero sin cobijas ni colchones, es decir, la pura caseta: techo y paredes. Dado que pernoctar bajo estas condiciones en El Sitio era aún peor que regresarse rodando a México, decidimos iniciar el retorno a la Ciudad de México (tras una breve sesión fotográfica) a las 03:44.

El retorno fue algo así como una misión imposible. La temperatura descendía cada vez más y más, haciendo insoportable el dolor en nuestros dedos de las manos y pies. Cruzamos por Las Cabañas a las 04:30, donde yo tuve que detener mi marcha pues el dolor en los dedos se hizo realmente insufrible. Alcanzamos la desviación a Villa del Carbón a las 04:56, donde tras esperar brevemente (por el frío) a Leonardo y Héctor, el sub-grupo del medio (formado por Quique, Gaby y un servidor) decidió iniciar el retorno al centro de Tepotzotlán, al cual arribamos a las 05:30. Milagrosamente encontramos una tienda abierta justo frente al Ex-Convento jesuita de San Francisco Xavier, ahora Museo Nacional del Virreinato. Realmente, nos moríamos de frío y hambre, por lo que la aparición de esa tienda (con café caliente) fue prácticamente providencial.

Esperamos media hora al resto del grupo, en lo que comíamos y bebíamos algo en la tienda. Le hablamos por celular a Héctor para saber que era de ellos y nos dijeron que ya iban (Leonardo y él) a bordo de un autobús rumbo a Cuautitlán (el cual tomaron al llegar al entronque con la carretera que va a Villa del Carbón, en el Puerto de los Huizaches), de donde tomarían otro autobús hacia el Toreo. Mas tarde nos comunicaríamos con Matusalén y nos enteramos de que ellos (Matusalén y Fabían) habían tomado el autobús al Toreo no en el centro de Tepotzotlán, donde nosotros (Gaby, Quique y yo) los estábamos esperando, sino en la terminal de autobuses de Tepotzotlán. Por estas razones, a las 06:00 abordamos (Gaby, Quique y yo) un autobús que nos llevaría hasta El Rosario, en la Ciudad de México, a donde arribaríamos a las 07:00.

Conclusiones: Fue una rodada nocturna muy muy dura, prácticamente la más difícil de cuantas hemos realizado. Y la que se realizó bajo el frío mas cruento de todas, aún más frío que la pasada rodada nocturna a Cuernavaca. Y este cruentísimo frío hizo que cada cada sub-grupo (se llegaron a formar cuatro sub-grupos, incluyendo al de Tatanka con los nuevos) se regresara a la Ciudad de México como pudiera, prácticamente haciendo efectiva aquella frase de sálvese quien pueda :-) Naturalmente, ésto no es lo ideal, pero dadas las circunstancia del extremo frío (por debajo de los cero grados centígrados), ésta fue la estrategia que resultó ser la mas adecuada para un seguro retorno a México de todo el personal.

Todas las fotos de esta rodada se encuentran disponibles en el siguiente photoset

Te esperamos para nuestra próxima rodada nocturna ... a ¡ Topilejo (DF) !

lunes, 3 de marzo de 2008

Reporte de la heroica rodada nocturna: Ciudad de México - Cuernavaca









Para esta rodada se reunieron nuevamente en el Ángel de la Independencia los doce del patíbulo: Gaby, Ricardo, Tatanka, Enrique, Tonatiuh, Matusalén, Héctor, Leonardo, Clemente, Quique, Ubaldo y un servidor.

Salimos del Ángel a las 22:00 hr, tomando la ruta mas corta (Chapultepec, Rio de la Loza y Fray Servando) para arribar a nuestro ansiado destino: ¡ Tlalpan ! Nunca antes habíamos tomado esta rápida arteria en nuestros viajes al sur de la ciudad. Y realmente fue algo hermoso hacerlo, pues rodábamos a velocidades de entre 40 y 50 km/hr, y ni siquiera en el primer carril. No señor, veníamos rodando sobre el ¡segundo carril de Tlalpan! (debido a que había muchos autos estacionados en el primer carril, debido a las nocturnas atracciones que usualmente hay sobre esa avenida). Nuevamente, la sensación de rodar a alta velocidad, en una arteria tan fuerte como lo es Tlalpan y sobre todo: el hacerlo de noche es ciertamente indescriptible ... y adictiva. Creo que de hecho, todos los Lobos nos hemos vuelto ya unos adictos a la adrenalina :-) Pasaron además unos autos en el tercer carril, tocando su claxon y echándonos porras :-)

Sin contratiempo alguno arribamos al Monumento al Caminero, donde inician tanto la autopista de cuota, como la carretera federal a Cuernavaca. Nosotros tomaríamos la carretera federal a Cuernavaca como vía para efectuar nuestra travesía hacia Tres Marías. Esta carretera inicia con un fuerte ascenso hacia San Pedro Mártir, continuando después con otro fuerte ascenso hasta la desviación al Ajusco, desde donde ya se empieza a aplanar un poco la pendiente.

A pesar de ser nocturno el ascenso y tomando en cuenta el asociado cansancio, el escalamiento al puerto de La Cima fue realizado sin pausas, sólo re-agrupando para compactar al personal.

Un poco antes de llegar a Topilejo, donde inicia la reserva ecológica de Chichinautzin, nos detuvimos unos momentos (justo a la medianoche) en el restaurante El Mirador, para poder admirar desde las alturas (alt: 2700 m) la increíble vista que el paisaje de las luces de la Ciudad de México ofrece al asombrado visitante nocturno. Tras haber terminado la sesión fotográfica de rigueur en las alturas, procedimos a continuar con nuestro ascenso hacia Parres.

Antes de llegar a Parres, en el cruce con la ciclopista, realizamos un re-agrupamiento inverso, es decir, allí una parte del grupo (Héctor, Ubaldo, Clemente y Quique) decidieron que ellos se regresarían a la Ciudad de México a partir de ese punto, pues Ubaldo ya se sentía un poco agotado. Por tanto, nos despedimos de ellos en ese punto, continuando el resto del grupo (Matusalén, Ricardo, Tatanka, Enrique, Tonatiuh, Gaby y un servidor) rodando cuesta arriba en dirección a Parres. Justo en la despedida de Héctor y compañía decidimos que no haríamos ya más re-agrupamientos sino hasta Tres Marías, pues el frío era bastante cruento, por decir lo menos.

Cruzamos por tanto Parres, donde todo estaba cerrado (i.e. no había ninguna tienda abierta) rodando sobre el tramo que separa a Parres de La Cima. Este tramo, al estar ya a cielo abierto, es decir, sin la protección de cerros circunvecinos, se convierte en un refrigerador de día. Sólo habría que imaginarselo de noche. Varios de nosotros ya no sentíamos los dedos de las manos. Algunos camaradas inclusive ya no sentían los de los pies.

En estas duras condiciones coronamos el puerto de La Cima (alt: 3,000 m) hacia las 01:45, y dimos inicio al descenso hasta Tres Marías, 200 m más abajo. El frío en esta parte del trayecto era indescriptible. Realmente bajamos porque no nos quedaba de otra. Los músculos del cuerpo se encontraban hechos una pieza por el frío, dificultando sobremanera el control de la bicicleta.

De alguna manera pudimos terminar el descenso a Tres Marías, arribando a las 02:00 al centro de dicho poblado, donde pudimos conocer la pequeña iglesia que se encuentra en la plaza principal del pueblo. Sin embargo, el frío era horrible, por lo cual decidimos refugiarnos en un local comercial de comida que se encontraba ya a punto de cerrar. Prácticamente le suplicamos que nos dieran oportunidad de entrar para protegernos del frío en lo que arribaban a Tres Marías Tonatiuh y Tatanka. Una vez obtenido el permiso de pasar le pedimos de favor que prendiera una hornilla de gas para calentarnos los dedos. Y cual no sería nuestra sorpresa cuando la chica, dueña del restaurante, le ordenó al trabajador que atendía el local ¡ Que nos vendiera comida caliente ! Ni en nuestros sueños mas salvajes hubiéramos soñado tanto hospitalidad a las dos de la mañana. Dentro del restaurante degustamos sopas de hongos, birria, tortillas calientes y café caliente. Los dioses del olimpo habían escuchado nuestras súplicas. O dicho de otra manera: Audentes Fortunas Juvat: la Fortuna favorece a los audaces.

Tras degustar nuestros calientes platillos, procedimos a evaluar nuestras opciones: regresar rodando a la Ciudad de México implicaba volver a subir a La Cima a 3,000 m de altitud, con el consiguiente nuevo enfriamiento. Y nadie quería volver a rodar por esa zona tan fría, ahora de madrugada. Para regresarse al DF quedaba entonces la opción de descender a Cuernavaca, para tomar desde allí el autobús de regreso a la Ciudad de México. Fresco aún en la memoria el recuerdo del cruento frío de La Cima, por aclamación triunfó la idea de descender a Cuernavaca, pues al descender a la ciudad de la eterna primavera, esperábamos no encontrar las temperaturas tan extremadamente frías de Tres Marías. Adicionalmente, de paso realizábamos una inédita hazaña: ¡ Rodar de noche, de la Ciudad de México a Cuernavaca, por la carretera federal !

Haciendo acopio de disciplina y arrojo, hacia las 03:15 iniciamos el descenso de Tres Marías a Cuernavaca, rodando sobre la carretera federal, descendiendo a velocidades de entre 40 y 50 km/hr, iluminados tan sólo por nuestras frontales lámparas. Deseo agradecer profundamente al conductor de un camión que se vino escoltándonos en todo el descenso, prendiendo sus luces intermitentes y absteniéndose de rebasarnos, por lo cual efectivamente la hizo de unidad escolta espontánea :-) En verdad, mil gracias por su desinteresado apoyo.

Al llegar a la estatua ecuestre de Zapata (03:55) en la entrada de Cuernavaca, realizamos una parada para recuperar el aliento :-) para después continuar el descenso (sobre puro camino empedrado) hasta el centro de Cuernavaca, deteniendo nuestra marcha (a las 04:07) justo frente al Cuauhnáhuac o Palacio de Cortés, en el corazón de la ciudad de la eterna primavera.

Sin embargo Matusalén requería estar en su trabajo en la Ciudad de México a las 08:00 de esa mañana, por lo cual, tras una breve visita a la fachada del Palacio de Cortés, la mayor parte del grupo (Matusalén, Ricardo, Tatanka, Enrique y Tonatiuh) inició el escape hacia la terminal de los Pullman que se encontraba abierta a esa hora: Casino de la Selva, para poder abordar los autobuses que desde las 03:00 viajan hacia la Ciudad de México.

Gaby y yo nos quedaríamos en Cuernavaca un par de días más, aprovechando nuestra estancia en tan hermosa ciudad para visitar (entre otros atractivos): las Fuentes Bailarinas de Ayapatzingo, el Jardín Borda y la Zona Arqueológica de Teopanzolco, amén del siempre recurrente Zócalo de Cuernavaca. Hicimos nuestro retorno a la Ciudad de México vía los Pullman de Morelos, también desde la terminal Casino de la Selva, hacia las 19:00 hr del Domingo.

Todas las fotos de esta rodada se encuentran disponibles en el siguiente photoset

Te esperamos para nuestra siguiente rodada: a ... ¡ los Arcos del Sitio, en el Estado de México!