Esta fué una rodada muy hermosa, pues guiados por la luz de la luna llena, pudimos recorrer la carretera federal a Oaxtepec hasta el Cuauhtec, Mirador de Santa Ana Tlacotenco, realizando un ascenso de 500 m, sin tener ningún incidente a lo largo de la ruta.
Lo más interesante de todo es que de habernos propuesto previamente llegar al tercer mirador, el de la Loma, hubiéramos llegado también sin ningún problema, pues ya sólo faltaban 6 kilómetros. Para la próxima será. Por tanto extiendo las más sinceras felicitaciones a todos los integrantes de esta rodada, por su tenacidad y disciplina para completar esta difícil misión nocturna. ¡ Felicidades chic@s !
Nos dimos cita en el Ángel catorce osad@s ciclistas: Gaby, Clemente, Matusalén, Héctor, Quique, Ubaldo, El Siete, Tatanka, Tonatiuh, Claudia, su novio, Rodrigo, un ciclista no identificado y un servidor. A Claudia y a su novio no los veríamos ya sobre División del Norte. Es decir, serían doce intrépidos ciclistas los que acometerían la proeza de rodar de noche hasta el segundo mirador de Oaxtepec.
Rodamos sin problema alguno sobre División del Norte hasta Calz. Taxqueña, donde re-agruparíamos y nos abasteceríamos de líquidos. De aquí seguimos la ruta, pasando el puente que cruza Tlalpan, donde a la altura de los campos de entrenamiento de cierto club de futbol se incorporaría Ricardo.
Pasando la Glorieta de Vaqueritos esperábamos encontrar a otro ciclista (quien nos había asegurado estar allí), pero ya no lo vimos, pues íbamos algo retrasados. Lo mismo sucedió con una pareja de ciclistas, a quien quedamos de recoger en el centro de Xochimilco, pero a la hora de pasar por ahi, tampoco los vimos.
Decidimos cruzar Xochimilco usando la recta Nuevo León (que pasa a través de las chinampas), en lugar de rodear por Nativitas (de regreso si rodaríamos por Nativitas), arribando pronto a San Gregorio Atlapulco, último pueblo antes de iniciar el ascenso por la Carretera Federal a Oaxtepec.
Sin pausa alguna iniciamos el continuado ascenso hasta el primer mirador de la carretera a Oaxtepec: el MIrador de Milpa Alta. El ascenso lo realizó cada quien a su paso, pero reagrupamos en este primer mirador. Tras una breve sesión fotográfica, re-iniciamos el ascenso en dirección al segundo mirador: al de Santa Ana Tlacotenco, destino final de nuestra rodada.
Realmente es indescriptible la sensación que se obtiene al rodar en carretera por las noches. Sin embargo, el realizar un ascenso en estas carreteras, teniendo como fondo contrastante el negro del cielo nocturno, e iluminados por la luna llena, constituye una experiencia irrepetible. Y todo ésto sin hablar aún del hermosísimo fondo iluminado que las luces de la Ciudad de México ofrececían a nuestra vista, cual infinito e inmóvil mar de luces.
Rápidamente arribamos al Cuauhtec, situdo a 2740 m de altitud, tras realizar un ascenso de 500 m. La panorámica de la ciudad era magnífica. Tras otra breve sesión fotográfica decidimos emprender el retorno, descendiendo con sumo cuidado. Sin embargo, la autopista era claramente visible por la plena luz lunar (luna llena y un cielo estrellado sin nubes). Tras reagrupar en San Gregorio, decidimos ir a cenar unos tacos en Nativitas, por lo cual tomamos la ruta del bosque de Nativitas.
Tras una deliciosa cena, continuamos nuestro retorno, tomando Tlalpan como vía de escape, realizando varias fugas a lo largo de ella. Finalmente, re-agrupamos a la altura de Xola donde algunos miembros del grupo nos despedimos y la mayoría siguió su ruta hacia el norte de la ciudad. Sin lugar a dudas, una magnífica rodada por el ambiente de amistad y camaradería que campeó a lo largo de ella.
Todas las fotos de esta rodada se encuentran disponibles en el siguiente photoset
Te esperamos para nuestra siguiente rodada: ¡ a Tizayuca, Hidalgo !
Lo más interesante de todo es que de habernos propuesto previamente llegar al tercer mirador, el de la Loma, hubiéramos llegado también sin ningún problema, pues ya sólo faltaban 6 kilómetros. Para la próxima será. Por tanto extiendo las más sinceras felicitaciones a todos los integrantes de esta rodada, por su tenacidad y disciplina para completar esta difícil misión nocturna. ¡ Felicidades chic@s !
Nos dimos cita en el Ángel catorce osad@s ciclistas: Gaby, Clemente, Matusalén, Héctor, Quique, Ubaldo, El Siete, Tatanka, Tonatiuh, Claudia, su novio, Rodrigo, un ciclista no identificado y un servidor. A Claudia y a su novio no los veríamos ya sobre División del Norte. Es decir, serían doce intrépidos ciclistas los que acometerían la proeza de rodar de noche hasta el segundo mirador de Oaxtepec.
Rodamos sin problema alguno sobre División del Norte hasta Calz. Taxqueña, donde re-agruparíamos y nos abasteceríamos de líquidos. De aquí seguimos la ruta, pasando el puente que cruza Tlalpan, donde a la altura de los campos de entrenamiento de cierto club de futbol se incorporaría Ricardo.
Pasando la Glorieta de Vaqueritos esperábamos encontrar a otro ciclista (quien nos había asegurado estar allí), pero ya no lo vimos, pues íbamos algo retrasados. Lo mismo sucedió con una pareja de ciclistas, a quien quedamos de recoger en el centro de Xochimilco, pero a la hora de pasar por ahi, tampoco los vimos.
Decidimos cruzar Xochimilco usando la recta Nuevo León (que pasa a través de las chinampas), en lugar de rodear por Nativitas (de regreso si rodaríamos por Nativitas), arribando pronto a San Gregorio Atlapulco, último pueblo antes de iniciar el ascenso por la Carretera Federal a Oaxtepec.
Sin pausa alguna iniciamos el continuado ascenso hasta el primer mirador de la carretera a Oaxtepec: el MIrador de Milpa Alta. El ascenso lo realizó cada quien a su paso, pero reagrupamos en este primer mirador. Tras una breve sesión fotográfica, re-iniciamos el ascenso en dirección al segundo mirador: al de Santa Ana Tlacotenco, destino final de nuestra rodada.
Realmente es indescriptible la sensación que se obtiene al rodar en carretera por las noches. Sin embargo, el realizar un ascenso en estas carreteras, teniendo como fondo contrastante el negro del cielo nocturno, e iluminados por la luna llena, constituye una experiencia irrepetible. Y todo ésto sin hablar aún del hermosísimo fondo iluminado que las luces de la Ciudad de México ofrececían a nuestra vista, cual infinito e inmóvil mar de luces.
Rápidamente arribamos al Cuauhtec, situdo a 2740 m de altitud, tras realizar un ascenso de 500 m. La panorámica de la ciudad era magnífica. Tras otra breve sesión fotográfica decidimos emprender el retorno, descendiendo con sumo cuidado. Sin embargo, la autopista era claramente visible por la plena luz lunar (luna llena y un cielo estrellado sin nubes). Tras reagrupar en San Gregorio, decidimos ir a cenar unos tacos en Nativitas, por lo cual tomamos la ruta del bosque de Nativitas.
Tras una deliciosa cena, continuamos nuestro retorno, tomando Tlalpan como vía de escape, realizando varias fugas a lo largo de ella. Finalmente, re-agrupamos a la altura de Xola donde algunos miembros del grupo nos despedimos y la mayoría siguió su ruta hacia el norte de la ciudad. Sin lugar a dudas, una magnífica rodada por el ambiente de amistad y camaradería que campeó a lo largo de ella.
Todas las fotos de esta rodada se encuentran disponibles en el siguiente photoset
Te esperamos para nuestra siguiente rodada: ¡ a Tizayuca, Hidalgo !