Esta rodada comenzó bastante tarde por culpa del autor de estas líneas (Erasmo). La razón es que yo llegué ya muy tarde al Ángel, por ahi de las 22:10, debido a un problema personal muy muy fuerte, el cual me impidió poder arribar al Ángel a la hora establecida.
Lo peor de todo es que con mi tardanza, hice salir ya muy tarde al grupo, pues ellos me estuvieron esperando en el Ángel hasta las 22:00 hr (1 hora de espera) para dar inicio a su salida. Por todo lo anterior (llegar yo a las 22:10 al Ángel, y haberle retrasado una hora su salida al grupo) le extiendo al grupo de Lobos las más sinceras y sentidas disculpas. Este lamentable suceso no se repetirá.
Llegué por tanto al Ángel a las 22:10, donde se encontraba Gaby esperándome, acompañada por George. Tras explicarle a Gaby las razones de mi tardanza, decidimos alcanzar a los chicos que habían salido 20 minutos antes (George decidió no rodar a Tizayuca). Tomamos Reforma e Insurgentes Norte, para después tomar la autopista Mexico-Pachuca, en cuyo inicio fué donde finalmente dimos alcance al grupo que había salido antes que nosotros. Integramos entonces el pelotón, a partir de ese punto, los siguientes ocho avezados ciclistas: Gaby, Quique, Héctor, Ubaldo, Leonardo, Toño, Gerardo, y Erasmo.
Tras saludarnos e intentar disculparme con el grupo por mi tardanza, proseguimos ya todos compactos sobre la autopista a Pachuca, algunos sobre el asfalto y otros sobre el acotamiento, alcanzando pronto la caseta (o conjunto de casetas) a Pachuca. Continuamos rodando sobre la pista prácticamente sin pausas hasta la altura de Los Reyes Acozac, donde realizamos un re-agrupamiento, pues por lo largo del trayecto, el grupo venía ya bastante elongado.
Fue en esta parada donde se pudo apreciar el mar de luces que envuelve a la ciudad de Pachuca. Aún cuando estábamos distantes 40 km de llegar a Pachuca, el paisaje nocturno ofrecía ya una imponente vista, pues ante nuestros ojos se deplegaba lo que parecía un mar de incandescente lava en la oscuridad, lo cual no era otra cosa que el mar de luces de la bella airosa.
Tras re-agrupar en Acozac, continuamos nuestro camino hacia la ya cercana Tizayuca, en el Estado de Hidalgo, donde arribamos a eso de las 01:30. (Si yo no hubiera retrasado al grupo, hubieran llegado una hora antes). Tras pasar a surtirnos de líquidos en la única tienda abierta, procedimos a cenar en un puesto de tortas gigantescas, en el centro de Tizayuca. En verdad debo decir que jamás me había comido una torta cubana de tan ingentes proporciones. De hecho, la torta mini-cubana que pidió Gaby fácilmente hubiera pasado por una torta cubana estándar en la Ciudad de México.
Tras haber cenado propiamente, el grupo decidió por aclamación que ya no era conveniente seguir al centro a tomarnos las fotos en los atractivos culturales que Tizayuca ofrece (muy probablemente debido a lo tarde que ya era). De las tortas retornamos por tanto sobre nuestros pasos, tomando la salida a la pista, re-agrupando nuevamente a la altura de Acozac. Fue en este re-agrupamiento donde nos dimos cuenta de que la Ciudad de México es visible de noche ... ¡ desde 50 kilómetros a la redonda ! Increíble ¿ no ? Se veían a ambos lados los dos mares de lava, por un lado la ciudad de Pachuca, y por el otro, la Ciudad de México. Inolvidable par de vistas, sin lugar a dudas :-)
Una vez vueltos a compactar, rodamos ininterrumpidamente sobre la autopista de Pachuca hasta el nuevo punto de re-agrupamiento: la caseta de Pachuca. Debo comentar que a la altura de Tecámac fuimos testigos de las horribles consecuencias de un accidente, pues sobre la pista yacía un hombre atropellado, quien muy probablemente fuera aplastado por un trailer, pues de su frágil humanidad no quedaban ya sino tan sólo fragmentos (literalmente hablando). Aún con estas lamentables imágenes en nuestra mente, continuamos rodando hacia la Ciudad de México.
Tras el re-agrupamiento de la caseta, rodamos in-interrumpidamente hacia el siguiente punto de re-agrupamiento: Indios Verdes, donde uno a uno fueron llegando los integrantes del grupo, ya que a estas alturas de la rodada, el pelotón venía ya muy elongado. De Indios Verdes tomamos Insurgentes, donde poco a poco del grupo se irían separando sus diferentes integrantes a medida que nos acercábamos a nuestras casas. Los últimos nos despedimos sobre Cuauhtémoc, para continuar nuestro camino al sur.
Todas las fotos de esta rodada se encuentran disponibles en el siguiente photoset
Te esperamos para nuestra siguiente rodada: a ... ¡ Chiconcuac, Estado de Mexico !
Lo peor de todo es que con mi tardanza, hice salir ya muy tarde al grupo, pues ellos me estuvieron esperando en el Ángel hasta las 22:00 hr (1 hora de espera) para dar inicio a su salida. Por todo lo anterior (llegar yo a las 22:10 al Ángel, y haberle retrasado una hora su salida al grupo) le extiendo al grupo de Lobos las más sinceras y sentidas disculpas. Este lamentable suceso no se repetirá.
Llegué por tanto al Ángel a las 22:10, donde se encontraba Gaby esperándome, acompañada por George. Tras explicarle a Gaby las razones de mi tardanza, decidimos alcanzar a los chicos que habían salido 20 minutos antes (George decidió no rodar a Tizayuca). Tomamos Reforma e Insurgentes Norte, para después tomar la autopista Mexico-Pachuca, en cuyo inicio fué donde finalmente dimos alcance al grupo que había salido antes que nosotros. Integramos entonces el pelotón, a partir de ese punto, los siguientes ocho avezados ciclistas: Gaby, Quique, Héctor, Ubaldo, Leonardo, Toño, Gerardo, y Erasmo.
Tras saludarnos e intentar disculparme con el grupo por mi tardanza, proseguimos ya todos compactos sobre la autopista a Pachuca, algunos sobre el asfalto y otros sobre el acotamiento, alcanzando pronto la caseta (o conjunto de casetas) a Pachuca. Continuamos rodando sobre la pista prácticamente sin pausas hasta la altura de Los Reyes Acozac, donde realizamos un re-agrupamiento, pues por lo largo del trayecto, el grupo venía ya bastante elongado.
Fue en esta parada donde se pudo apreciar el mar de luces que envuelve a la ciudad de Pachuca. Aún cuando estábamos distantes 40 km de llegar a Pachuca, el paisaje nocturno ofrecía ya una imponente vista, pues ante nuestros ojos se deplegaba lo que parecía un mar de incandescente lava en la oscuridad, lo cual no era otra cosa que el mar de luces de la bella airosa.
Tras re-agrupar en Acozac, continuamos nuestro camino hacia la ya cercana Tizayuca, en el Estado de Hidalgo, donde arribamos a eso de las 01:30. (Si yo no hubiera retrasado al grupo, hubieran llegado una hora antes). Tras pasar a surtirnos de líquidos en la única tienda abierta, procedimos a cenar en un puesto de tortas gigantescas, en el centro de Tizayuca. En verdad debo decir que jamás me había comido una torta cubana de tan ingentes proporciones. De hecho, la torta mini-cubana que pidió Gaby fácilmente hubiera pasado por una torta cubana estándar en la Ciudad de México.
Tras haber cenado propiamente, el grupo decidió por aclamación que ya no era conveniente seguir al centro a tomarnos las fotos en los atractivos culturales que Tizayuca ofrece (muy probablemente debido a lo tarde que ya era). De las tortas retornamos por tanto sobre nuestros pasos, tomando la salida a la pista, re-agrupando nuevamente a la altura de Acozac. Fue en este re-agrupamiento donde nos dimos cuenta de que la Ciudad de México es visible de noche ... ¡ desde 50 kilómetros a la redonda ! Increíble ¿ no ? Se veían a ambos lados los dos mares de lava, por un lado la ciudad de Pachuca, y por el otro, la Ciudad de México. Inolvidable par de vistas, sin lugar a dudas :-)
Una vez vueltos a compactar, rodamos ininterrumpidamente sobre la autopista de Pachuca hasta el nuevo punto de re-agrupamiento: la caseta de Pachuca. Debo comentar que a la altura de Tecámac fuimos testigos de las horribles consecuencias de un accidente, pues sobre la pista yacía un hombre atropellado, quien muy probablemente fuera aplastado por un trailer, pues de su frágil humanidad no quedaban ya sino tan sólo fragmentos (literalmente hablando). Aún con estas lamentables imágenes en nuestra mente, continuamos rodando hacia la Ciudad de México.
Tras el re-agrupamiento de la caseta, rodamos in-interrumpidamente hacia el siguiente punto de re-agrupamiento: Indios Verdes, donde uno a uno fueron llegando los integrantes del grupo, ya que a estas alturas de la rodada, el pelotón venía ya muy elongado. De Indios Verdes tomamos Insurgentes, donde poco a poco del grupo se irían separando sus diferentes integrantes a medida que nos acercábamos a nuestras casas. Los últimos nos despedimos sobre Cuauhtémoc, para continuar nuestro camino al sur.
Todas las fotos de esta rodada se encuentran disponibles en el siguiente photoset
Te esperamos para nuestra siguiente rodada: a ... ¡ Chiconcuac, Estado de Mexico !
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