En esta fría y lluviosa rodada del pasado jueves 24 de junio 2010 participaron trece aguerridos ciclistas: Paulina (la única chica que ascendió hasta el destino final), Selene, Carlos, Benjamín, los doctores Gerardo y Manuel, Héctor, Matusalén, su sobrino, Toño, Luis, un compañero cuyo nombre lamentablemente se me escapa (¿alguien me lo puede dar?) y un servidor.
Los datos técnicos: se recorrieron 43 kilómetros, en un tiempo (de rodada) de poco más de dos horas. La máxima altitud alcanzada fue de 2,550 metros, lo cual implica haber realizado un ascenso de 300 metros esa noche.
Lo más importante fue sin embargo que prácticamente toda la rodada se tuvo que realizar bajo una fuerte y constante lluvia, pues comenzó a llover desde que se alcanzó San Ángel y no dejo de llover hasta que bajamos nuevamente a dicho punto.
Esta pertinaz lluvia no dejaría de tener sus efectos en el desarrollo de la rodada, pues ésta se convirtió en nuestra prueba de fuego (¿o debía llamarse de agua?) en cuanto a nuestro comportamiento como grupo bajo circunstancias adversas se refiere. Nos hizo saber (de alguna manera) de que estamos hechos y como podíamos responder ante las adversidades (lluvia, frío, noche y cansancio) del camino.
Diez ciclistas iniciaron esta aventura desde el punto propuesto de reunión: el Ángel de la Independencia a las 21.30, mientras otros tres nos incorporaríamos posteriormente a la ruta sobre la marcha. La lluvia empezó a caer sobre el grupo puntero a la altura de San Ángel. Para los que nos incorporamos posteriormente a la ruta la lluvia comenzó desde antes, así que para cuando alcanzamos el Eje 10 Sur el cielo se estaba ya cayendo a pedazos. Fue justo cuando alcanzábamos Periférico que Selene y Carlos tomaron la sabia decisión de regresarse debido al diluvio y al frío que nos acompañaba. Sin embargo fue también en Periférico en donde encontré - refugiándose de la lluvia - a Luiyi (a.k.a. Luis Rojas), uno de los fundadores de los Lobos. Tras hacerle mi luchita para convencerlo de rodar bajo lluvia, ascendimos los dos a partir de Periférico por San Jerónimo. La lluvia era horrible, demasiada agua por todos lados y el miedo constante a meterse en alguna coladera encubierta por el agua. Sin embargo, sólo era un ascenso y no se nos iba a resistir.
Alcanzamos el punto del destino (la iglesia de la Magdalena Contreras) unos 15 minutos atrás del grupo puntero, el cual, para cuando nosotros dos llegamos comprensiblemente se estaba ya muriendo de frío. Apenas nos dió tiempo de emprender la sesión de fotos, pues con el frío y la mojada todos nos queríamos ir a casa pronto. Sin embargo, los dioses nos tenían preparado otro destino.
En cuanto iniciamos el descenso el grupo se fue alargando debido a que como todo estaba mojado (piso, llantas, frenos, partes, ropa y nosotros mismos) el descenso era un constante juego con la suerte. cada uno de nosostros iba cuidando su bajada, pues las probabilidades de un accidente eran muy altas. A fin de disminuir la pendiente del retorno decidimos bajar por la ciclopista, la cual si bien es mas larga, es (relativamente) mas segura pues posee una menor inclinación. Hasta aquí todo bien.
Sin embargo, a la altura del cruce de la Av. Toluca con la ciclopista un compañero chocó contra uno de los postes que existen sobre la ciclopista. Esto en sí no pasó a mayores, pero fue en este punto en donde Paulina, debido al entumecimiento provocado por el frío y humedad, ya no pudo continuar pedaleando su bicicleta. A partir de este punto, Paulina (acompañada por el buen Doc Gerardo) se regresó en un taxi. Teníamos entonces el resto de nosotros ahora el detalle de tener que llevarnos dos bicicletas extras. Haciendo malabares (ver la foto de Matus) pudimos bajar estas dos bicicletas a San Ángel, a la altura del mercado de flores en donde ya pudimos rentar una camioneta para llevarnos estas dos bicis extras a casa.
Existieron en esta rodada muchos detalles de operación y logística que deben ser mejorados, sin lugar a dudas, con la finalidad de hacer más seguras y divertidas nuestras expediciones. Todo se juntó ahora: lluvia y frío inclementes, falta de comunicación, ligeros incidentes, falta de previsión, etc. Sin embargo esta rodada no será el epitafio de los Lobos, sino una llamada de atención a la mejora de nuestra organización y disciplina.
Por todo ello encarecidamente los invito a que asistan a la rodada del próximo jueves 1 de julio 2010, a las 9 de la noche en el Ángel de la Independencia, a fin de platicar y discutir acerca de las mejoras que debemos tener en cuanto a la operación y logística al interior del grupo, para que éste pueda rodar en su conjunto de una manera mas segura. Incidentalmente, un destino propuesto para esta rodada es la caseta de Cuernavaca (sobre Insurgentes).
! Los esperamos ¡